Es evidente que pensar sólo en ESO no es patrimonio exclusivo de los hombres. Las mujeres también piensan constantemente en ESO. Y es que Wolinski sabe que ESO preocupa a ambas partes por igual y que no puede ser que los hombres monopolicen el tema. Lo divertido del caso es que el autor le ha dado la vuelta al tópico y ha convertido al género masculino en el acosado, en la víctima de las obsesiones de las mujeres por ESO.
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Que entretenido va a ser leer esto, saludos y gracias!!!
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