La inextricable relación entre el ayer y el hoy, entre la vida y la muerte, concentra todo el interés de August Kleinman. A sus setenta y ocho años, viudo, con tres hijos y muy rico, Kleinman rememora su vida intentando explicarse cómo un muchacho judío que huyó de la Alemania nazi ha llegado a ser quien es. No hay una sucesión cronológica en sus recuerdos, éstos surgen de forma desordenada y aleatoria, tal como funciona la memoria, creando un efecto asombroso y casi musical de simultaneidad con el presente del anciano. Su infancia, su precipitada huida de Alemania con su madre, su adolescencia en un barrio humilde de Nueva York, el amor, el trabajo, el trato con sus hijos, el lazo con su nieto recién nacido, su incómoda relación con el dinero, el nexo cuestionado y siempre presente con el judaísmo...
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